Desde los campamentos de refugiados saharauis abrimos esta nueva sección del blog, que esperamos tenga la continuidad que las complicadas condiciones nos permitan. Desde aquí agradecemos al Locutorio de Internet del Secretariado General de Juventud y Deportes por permitirnos con su trabajo saber que pasa en el resto del mundo y comunicar con el exterior.
32 ANIVERSARIO DE LA RASD (I)
27 de Febrero de 2008, Campamento de Dajla, R.A.S.D.
Aprovechando el día festivo del Aniversario de la Proclamación de la RASD, decidí visitar la wilaya de Dajla para encontrarme con el alcalde de Gleibat Fula, con la intención de identificar la situación del municipio. Salimos de Rabuni a media mañana, con un leve siroco que cubría el suelo con ágiles riachuelos de arena. Gracias a la carretera que el gobierno argelino construyó hace unos años, el viaje a la wilaya más alejada puede ser una experiencia menos dolorosa que antaño, aunque la última palabra la tiene el vehículo en el que hacia allí te desplaces. En esta ocasión, y tras tres horas de viaje, nos encontrábamos entrando en el control y puerta de bienvenida de una de las wilayas más bellas del exilio, llevando a los pasajeros que habíamos recogido en el control de Rabuni a sus respectivos destinos.
Para muchos, la wilaya de Dajla conserva parte del espíritu de los campamentos antes de que el mundo de la globalización y sus consecuencias irrumpieran en las jaimas de los refugiados saharauis. Cosas como tranquilidad absoluta, pocos vehículos, ausencia de cobertura telefónica o las jaimas abiertas de par en par. Entro en la jaima del venerable Mahjoub, un anciano saharaui de perfil marcado por las arrugas y su larga barba canosa, perfil quijotesco de humor sincero que vive obzecado en la producción de su huerto. En esta ocasión, entre las novedades de su huerta se encuentran remolachas, cebada, y unas chumberas que flanquean la pared sur del recinto, al lado del pozo. Tras el saludo de rigor, traigo informaciones frescas de Rabuni, lugar donde trabajan sus hijos, uno de ingeniero civil en la ejecución de proyectos de cooperación en infraestructuras como técnico local, y el otro de conductor y ocasionalmente de passage, los taxis colectivos que facilitan el transporte de muchos entre las wilayas y Tinduf. Después salgo a localizar a Mohamed Omar, el alcalde de Gleibat Fula. Tras intentos frustados en su jaima y casas vecinas, lo encontramos en el propio edificio de la daira. A pesar de tener una apretada agenda con los preparativos del Aniversario, nos cita a las cinco y media de la tarde, e inmediatamente solicita la presencia del Consejo de la Daira por megafonía.
Tras un breve descanso, me dirijo caminando desde la casa de Mahjoub hasta la daira. Una enorme talha da sombra en el patio del edificio. En el salón de actos, entre los lemas revolucionarios y patrióticos escritos con cuidada caligrafía, la foto del Mártir Uali, el primer secretario general del Frente Polisario, figura venerada por todos los saharauis por su tenacidad, inteligencia y amor por el pueblo y la lucha por su libertad. Un enorme revuelo de actividad llena la sala. El grupo de la daira ensaya un baile sobre la intifada pacífica en las zonas ocupadas, que comienza con una representación de una manifestación que acaba siendo reprimida por las autoridades marroquíes y acaba con dos mujeres portando el féretro de una víctima cubierto con la bandera saharaui. Me invitan a presenciar el ensayo mientras llega el resto de gente que van a participar en la reunión. Cuando me hacen pasar a otra sala, únicamente cubierta con una alfombra, me encuentro con un grupo de mujeres, de cierta edad, que me reciben calurosamente y agradecen que alguien tenga el mínimo interés de saber como se encuentran los habitantes del municipio al que ellas representan (o sea, sus familiares y vecinos). Comenzamos la reunión e inmediatamente surge un interesante debate en el cual hablamos y nos preguntamos sobre la situación actual del refugiado saharaui. El alcalde sale y entra varia veces durante la reunión siempre con la tuba y el beit en la mano para fumar maniya. Muchas cosas han cambiado en la vida diaria del exilio, y muchas de ellas ni siquiera son percibidas por los muchos extranjeros que venimos a ayudarles. A veces parece que la imagen que fuera se ha fotografiado de los campamentos no quisiera ser cambiada. Las jefas de grupo de la daira de Gleibat Fula son conscientes de ello, pero también tienen muy claro que a pesar de las dificultades, los saharauis estarán dispuestos a dar lo mejor de ellos por el regreso a la tierra prometida. Por eso quizás cada mañana, los habitantes de esta hermosa daira, se despiertan con las palabras del Uali por la megafonía del ayuntamiento. Para no olvidar el porqué están aquí.
La reunión se disuelve con la participación imprevista de un minúsculo ratón que provoca el revuelo de las asistentes. Ya fuera de la sala, el grupo nos obsequia con el ensayo general del desfile de mañana. Los zgarit y las palmas retumban entre la caligrafía mural y la foto del Mátir Uali, al que entre otros se recordará mañana en el desfile de conmemoración de la RASD.
(Continuará)
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