Por Jose el Bidani
Así comenzamos este artículo, deseando que el lector no se sienta ofendido, por plagiar la famosa frase del crítico y productor musical Jon Landau, cuando de manera similar, tras asistir a un concierto, describió a un joven artista que más tarde sería conocido en todo el mundo con nombre propio: Bruce Springsteen.
Sabotajes literarios aparte, me centraré en mi crónica musical. El pasado 11 de abril pude asistir a un concierto de Aziza Brahim y su nueva banda Gulili Mankoo. El evento era un modesto concierto enmarcado en unas jornadas de ocio orientadas a la tercera edad, en la ciudad de León. Una gran carpa repleta de diversos stands alojaba un escueto aforo de no más de 200 sillas, que no dio abasto para cobijar a un público de todas las edades que abarrotó el recinto.
Muchos son los elementos que enganchan en una actuación de Aziza Brahim. En estos tiempos de inusitada multiculturalidad no es fácil encontrar una fusión musical que adolezca de barroca. La accesibilidad de las nuevas tecnologías nos ha acercado la música de cualquier parte del mundo a nuestros reproductores digitales. De la misma manera, artistas y productores musicales hacen acopio de ritmos y sonidos creando una nueva concepción de la música, fruto de una conciencia globalizada y globalizante. Y en ocasiones encontramos una excesiva recarga de matices mal asumidos o no demasiado meditados.
A este punto no resulta fácil mezclar rock, blues, percusiones africanas o ritmos latinos con una cultura que precisamente ha sobrevivido por estar al margen del mundo. Digámoslo de otra manera, no es fácil fusionar la música saharaui con otras identidades sin dejar de ser saharaui. Aziza Brahim y su banda parecen haberlo conseguido a través de una mezcla honesta, accesible, atractiva y saharaui para un público universal. El resultado, ancianas leonesas bailando con jóvenes africanos en un mismo lugar al son de los compases de canciones que cantan por la libertad de un pueblo olvidado.
Aziza desgranó en su actuación el sentir de un pueblo que todavía no ha visto cumplidos sus derechos más fundamentales, pero que a pesar de la adversidad mantiene sus sueños intactos: regresar a la tierra portando las lágrimas de los huérfanos de la guerra (como cuentan los versos de Regreso). O un canto a la tierra de la paz (Ard Salam) que vive bajo la represión del invasor que acalla la voz del pueblo bajo torturas y la indiferencia de los organismos internacionales. Hijo de las Nubes, uno de sus pocos temas en español (esperamos no sea el último), es una loa al espirítu indómito y combativo del nómada saharaui que encandiló al público, ya entregado desde el inicio de la actuación. La tierra derrama lágrimas, composición que le dio el primer premio de la canción moderna en el festival de la Cultura de 1995 en los campamentos, es una de esas canciones que llega al fondo del corazón. Sin duda, la mejor representación de una lágrima tan sufrida por los saharauis. Y para terminar, Mi Canto, un tema que homenajea los bellos paisajes del Sáhara Occidental. Momento para la presentación la formación: Gulili Mankoo.
Gulili Mankoo es un grupo joven, que como cualquier cosa nueva, posee el encanto de la imperfección, de un diamante en bruto que se va limando a cada nuevo concierto. Su nombre, un juego de palabras extraídas del hasanía (Sahara Occidental) y el wolof (Senegal). Gulili en hasanía significa dime, cuéntame. Mankoo, en wolof, unión, unidad. Este es el espíritu del grupo. La combinación de este juego de palabras aparentemente sin sentido, aquí apuesta por la unión artística de diferentes nacionalidades, culturas, edades, estilos y visiones que sirven de soporte a Aziza para globalizar su música y la causa que la alimenta: la libertad del pueblo saharaui.
Detrás de Gulili Mankoo no sólo hay un grupo de músicos, sino un colectivo de personas que poco a poco se unen y colaboran con lo mejor de ellos mismos. El objetivo, disfrutar de la música y conocer y difundir un poco más al pueblo saharaui y su causa.
A todo esto hay que añadir el duro esfuerzo de Aziza Brahim y Gulili Mankoo, que de manera totalmente auto suficiente han grabado el primer trabajo de Aziza, Mi Canto, grabado durante el segundo semestre de 2007 y estrenado en enero de 2008 en MYSPACE. Esperamos disfrutarlo en su totalidad lo antes posible, ya sea en CD o mediante descarga on line. Aziza nos lo ha prometido así, nadie más que ella espera verlo publicado y al acceso de todo el mundo. Un primer trabajo hecho a l margen de discográficas o entidades de otro color, forjado desde su raíz hasta el día de hoy, con el apoyo de aquellos que poco a poco han abierto sus escenarios al grupo, y a la voz, música y palabras de Aziza.
No debe ser fácil a una mujer nacida en un campamento de refugiados, exiliarse por segunda vez en tierra ajena y, a pesar de las adversidades con que el primer mundo obsequia actualmente a los foráneos, saque adelante a su familia y no se olvide de transmitir sus sueños y la causa de su pueblo a través de la música. Así es Aziza Brahim. Así son las mujeres saharauis.
Desde aquí deseamos una fructífera carrera a ella y a todo el grupo, y como bien dice el Kurdo, el logista del grupo antes de cada actuación: ¡¡¡Dale fuego!!!
Así comenzamos este artículo, deseando que el lector no se sienta ofendido, por plagiar la famosa frase del crítico y productor musical Jon Landau, cuando de manera similar, tras asistir a un concierto, describió a un joven artista que más tarde sería conocido en todo el mundo con nombre propio: Bruce Springsteen.
Sabotajes literarios aparte, me centraré en mi crónica musical. El pasado 11 de abril pude asistir a un concierto de Aziza Brahim y su nueva banda Gulili Mankoo. El evento era un modesto concierto enmarcado en unas jornadas de ocio orientadas a la tercera edad, en la ciudad de León. Una gran carpa repleta de diversos stands alojaba un escueto aforo de no más de 200 sillas, que no dio abasto para cobijar a un público de todas las edades que abarrotó el recinto.
Muchos son los elementos que enganchan en una actuación de Aziza Brahim. En estos tiempos de inusitada multiculturalidad no es fácil encontrar una fusión musical que adolezca de barroca. La accesibilidad de las nuevas tecnologías nos ha acercado la música de cualquier parte del mundo a nuestros reproductores digitales. De la misma manera, artistas y productores musicales hacen acopio de ritmos y sonidos creando una nueva concepción de la música, fruto de una conciencia globalizada y globalizante. Y en ocasiones encontramos una excesiva recarga de matices mal asumidos o no demasiado meditados.
A este punto no resulta fácil mezclar rock, blues, percusiones africanas o ritmos latinos con una cultura que precisamente ha sobrevivido por estar al margen del mundo. Digámoslo de otra manera, no es fácil fusionar la música saharaui con otras identidades sin dejar de ser saharaui. Aziza Brahim y su banda parecen haberlo conseguido a través de una mezcla honesta, accesible, atractiva y saharaui para un público universal. El resultado, ancianas leonesas bailando con jóvenes africanos en un mismo lugar al son de los compases de canciones que cantan por la libertad de un pueblo olvidado.
Aziza desgranó en su actuación el sentir de un pueblo que todavía no ha visto cumplidos sus derechos más fundamentales, pero que a pesar de la adversidad mantiene sus sueños intactos: regresar a la tierra portando las lágrimas de los huérfanos de la guerra (como cuentan los versos de Regreso). O un canto a la tierra de la paz (Ard Salam) que vive bajo la represión del invasor que acalla la voz del pueblo bajo torturas y la indiferencia de los organismos internacionales. Hijo de las Nubes, uno de sus pocos temas en español (esperamos no sea el último), es una loa al espirítu indómito y combativo del nómada saharaui que encandiló al público, ya entregado desde el inicio de la actuación. La tierra derrama lágrimas, composición que le dio el primer premio de la canción moderna en el festival de la Cultura de 1995 en los campamentos, es una de esas canciones que llega al fondo del corazón. Sin duda, la mejor representación de una lágrima tan sufrida por los saharauis. Y para terminar, Mi Canto, un tema que homenajea los bellos paisajes del Sáhara Occidental. Momento para la presentación la formación: Gulili Mankoo.
Gulili Mankoo es un grupo joven, que como cualquier cosa nueva, posee el encanto de la imperfección, de un diamante en bruto que se va limando a cada nuevo concierto. Su nombre, un juego de palabras extraídas del hasanía (Sahara Occidental) y el wolof (Senegal). Gulili en hasanía significa dime, cuéntame. Mankoo, en wolof, unión, unidad. Este es el espíritu del grupo. La combinación de este juego de palabras aparentemente sin sentido, aquí apuesta por la unión artística de diferentes nacionalidades, culturas, edades, estilos y visiones que sirven de soporte a Aziza para globalizar su música y la causa que la alimenta: la libertad del pueblo saharaui.
Detrás de Gulili Mankoo no sólo hay un grupo de músicos, sino un colectivo de personas que poco a poco se unen y colaboran con lo mejor de ellos mismos. El objetivo, disfrutar de la música y conocer y difundir un poco más al pueblo saharaui y su causa.
A todo esto hay que añadir el duro esfuerzo de Aziza Brahim y Gulili Mankoo, que de manera totalmente auto suficiente han grabado el primer trabajo de Aziza, Mi Canto, grabado durante el segundo semestre de 2007 y estrenado en enero de 2008 en MYSPACE. Esperamos disfrutarlo en su totalidad lo antes posible, ya sea en CD o mediante descarga on line. Aziza nos lo ha prometido así, nadie más que ella espera verlo publicado y al acceso de todo el mundo. Un primer trabajo hecho a l margen de discográficas o entidades de otro color, forjado desde su raíz hasta el día de hoy, con el apoyo de aquellos que poco a poco han abierto sus escenarios al grupo, y a la voz, música y palabras de Aziza.
No debe ser fácil a una mujer nacida en un campamento de refugiados, exiliarse por segunda vez en tierra ajena y, a pesar de las adversidades con que el primer mundo obsequia actualmente a los foráneos, saque adelante a su familia y no se olvide de transmitir sus sueños y la causa de su pueblo a través de la música. Así es Aziza Brahim. Así son las mujeres saharauis.
Desde aquí deseamos una fructífera carrera a ella y a todo el grupo, y como bien dice el Kurdo, el logista del grupo antes de cada actuación: ¡¡¡Dale fuego!!!
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